Después de perder a nuestra bebé y enterarnos, días después, que la enfermedad que se la llevó era una enfermedad que se podía prevenir por medio de vacunación, quedamos en shock! Nos preguntábamos: "y nosotros por qué no sabíamos nada? por qué el médico no nos advirtió que había una vacuna que la mamá debía aplicarse para proteger a su bebé?...  Pues bien, no nos quedamos allí dándonos golpes de pecho, simplemente, tomamos la decisión de difundir nuestro caso.  Eramos conscientes de que la situación por la que estábamos pasando era fruto de la falta de información que había entre nosotros, los padres, y peor aún, en el cuerpo médico que es quien finalmente nos educa. "Hay que contar que la TOSFERINA resurgió. Hay que explicar por qué resurgió. Hay que informar que se puede prevenir. No se vale que más padres pasen por esto solo porque nadie les dijo". 

Empezamos entonces a hacer campaña de divulgación de nuestro caso pero al darnos cuenta que la vacuna (dpt acelular) que no solo se debe aplicar la madre, sino toda persona que vaya a mantener contacto con el nuevo bebé, tenía un costo entre $60.000 y $80.000, pensamos "Y cómo se van a vacunar madres de escasos recursos? Cómo les dice uno que deben sacar de sus bolsillos más de $150.000 para que por lo menos los padres estén protegidos, si hay familias que no reciben ni el mínimo? Pues esa angustia se terminó convirtiendo en FUNDACIÓN porque era la única figura que nos permitía recolectar fondos para ayudar a estas familias de bajos recursos que no tienen cómo acceder a esta vacuna.